jueves, 9 de enero de 2014

Dar vida con sentido

Me entero por Google de que hoy es el 106º aniversario del nacimiento de Simone de Beauvoir. Así que le haré aquí un pequeño y (auto)controvertido homenaje (me refiero a que es controvertido para mí misma, porque es una autora que tiende a repatearme). 


Hay quien piensa que la Beauvoir es algo así como un monstruo antimaternal comeniños (bueno, más bien sería comemadres: contra los niños no parece tener nada). Y según qué textos se lean, no faltan razones para llegar a esa conclusión. 

Probablemente, más que antimaternidad, lo que le pasaba a esta mujer es que era muy protrabajo remunerado. Sea como sea, en medio de un texto bastante antimaternidad como El segundo sexo, tiene una reflexión sobre la maternidad que me gusta un montón, a pesar de su forma de expresarse algo retorcida y ambigua. Aquí os dejo la cita:

Hoy reclama la mujer participar en el movimiento a través del cual la Humanidad intenta sin cesar justificarse superándose; no puede consentir en dar la vida más que en el caso de que la vida tenga un sentido; no podría ser madre sin tratar de representar un papel en la vida económica, política y social. No es lo mismo engendrar carne de cañón, esclavos o víctimas que engendrar hombres libres. 

Me gusta porque, al menos tal como yo la interpreto, aleja las consideraciones sobre qué es ser buena madre o ser buen padre de lo íntimo y psicológico, de lo puramente referido a la crianza entendida en sentido estrecho, y las acerca a la necesidad de trabajar por un cambio social en profundidad. O dicho de otro modo: la felicidad de nuestros hijos probablemente dependerá más del entorno social (y su nivel de desigualdad, redes de solidaridad, calidad de servicios públicos, etc.) que seamos capaces de legarles que de nuestra habilidad y paciencia a la hora de utilizar las herramientas de la crianza con apego, garantizar su salud primal, fomentar su autoestima, evitar gritos, castigos y amenazas, etcétera, etcétera. 

2 comentarios:

  1. Me gusta lo que decís, Simone y tú. Pero necesito aportar algún matiz en lo de "trabajar por un cambio social en profundidad"; en eso de que dependerá más del entorno social que seamos capaces de legarles que de nuestra habilidad [...]".

    No se trata tanto de legarles -como si de una herencia se tratase- como de incluirlos en el proceso transformador desde el principio de la vida, habida cuenta que, según nuestra hipótesis de trabajo, el contexto (la crianza, la educación, etc.) va a condicionar la forma en que los niños, adolescentes y adultos perciben e interpretan la realidad. Así, es difiícil que niños a los que no se les fomenta la autoestima, a los que no se les acompaña en la autorrealización, que no participan, en la medida de sus capacidades, en la toma de decisiones, habituados a la coerción, etc. pongan en cuestión el condicionamiento cultural de turno, cuánto menos luchar por sus intereses colectivos. El ejemplo palmario lo tenemos delante de nuestros ojos: en un país "arrasado" por el abuso institucional, la sociedad, obscenamente estafada, es incapaz de movilizarse y hacer frente al atropello. El proceso de alienación/sumisión es complejo pero, en nuestra opinión, se subestima el crucial papel de la crianza/educación en el mismo.

    Dependerá, al menos, en la misma medida, de lo que les dejemos hecho como de lo que hagamos con ellos, para que no lo pierdan de nuevo; incluso más de lo segundo si nosotros, como parece, lejos de avanzar, retrocedemos en equidad, derechos, etc.

    Así que démosle recursos (cognitivos y afectivos) y sentido a la vida de nuestros hijos.

    Ánimo y gracias, Carolina.

    Marcos
    :-***

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    1. Gracias por el comentario. Creo que estoy de acuerdo en la conclusión práctica que se extrae de tus palabras (tratemos a los críos como personas, colaboremos con ellos en la construcción de un mundo mejor, etc.) pero, como siempre, tiendo a ser escéptica con el papel que asignas a la crianza (a una educación no coercitiva, a la autoestima...).

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