domingo, 30 de noviembre de 2014

¿Podemos?

No sé si tiene mucho sentido hablar de Podemos en un blog en principio dedicado a cuestiones de maternidad, paternidad, crianza... Pero no voy a hacerme un blog nuevo solo para esto. Y en el fondo, para mí sí tiene sentido, aunque explicar por qué daría para otro post, y bien largo... El caso es que he estado intentando entender por qué apoyo a Podemos a pesar de que comparto muchas de las críticas. Y esto es lo que me ha salido.


Hace muchos años, debía tener yo unos 18 o 19, en mi pandilla había un muchacho encantador cuyos padres eran del Opus. Un día empezamos a discutir sobre el aborto. Yo empecé pacientemente a argumentar lo injusto que era que yo me pudiera ir a Londres a abortar, mientras que una tía sin recursos tuviera que apechugar con un hijo no deseado o arriesgarse a un aborto inseguro, con independencia de que el feto pudiera o no tener algo así como un alma. Me pareció que lo tenía medio convencido, al menos, de que el aborto debía ser legal, pero en ese momento irrumpió en la conversación otro amigo que dijo algo así como:  “¡Bah, qué gilipollez! Que un feto sea o no un ser humano o un sujeto de derechos es un asunto puramente cultural; en Esparta se podía matar a los niños hasta los 7 años sin que eso fuera delito, ni siquiera era inmoral…” El colega opusino lo miró con espanto y ya no hubo forma de reconducir la conversación a un terreno compartido. Le perdí la pista este muchacho hace mucho tiempo, no sé qué pensará ahora.

Hace algún tiempo, por Twitter, comenté en tono elogioso un artículo muy interesante de Ernesto Castro, en el que defendía simultáneamente y desde una misma perspectiva el derecho al aborto y los derechos de los animales. Dije que ofrecía argumentos interesantes y novedosos para defender el derecho al aborto o algo parecido. Una compañera, feminista, a la que generalmente respeto y aprecio, me calló la boca con una frase del estilo de “el aborto es parte de los derechos reproductivos de las mujeres y no hay más argumentos que discutir”.

No contesté nada. Era en plena efervescencia contra la retrógrada y absurda ley que había propuesto Gallardón, y pensé que probablemente tenía razón y que quizá no era el momento de discutir y matizar. Nos habían puesto en una trinchera y lo que tocaba era disparar munición, cuanto más gruesa mejor. Sin embargo, al mismo tiempo que callaba y en parte compartía, me dio mucha rabia tener que aceptar esa posición a la contra, de combate, que obliga a tantas simplificaciones, que impide tantas veces traer a nuestro terreno a gente que no está en principio de acuerdo, y que, sobre todo, exime de pensar a fondo las cosas. Si mañana me nombraran ministra de sanidad o de justicia, y tuviera que reformar la ley del aborto, ¿cómo lo haría? Sí, es una hipótesis absurda, nadie me va a nombrar nada, pero ¿no estaría bien que nos obligáramos a plantearnos este tipo de cuestiones? ¿Qué haría esta amiga si fuera ella la elegida para articular una nueva legislación sobre el aborto? ¿Escucharía otros argumentos más allá del nosotras parimos, nosotras decidimos? ¿Aceptaría que comités de expertos en obstetricia opinaran sobre una ley de plazos, incluso aunque fuera para acortar esos plazos a la vista de los avances en las técnicas para mantener con vida a fetos que hasta hace poco eran inviables, o a la luz de nuevas investigaciones sobre el desarrollo del sistema nervioso y la capacidad de sentir dolor? Me imagino que sí, pero no lo sé, porque parece que nunca toca discutirlo…

A lo mejor hemos interiorizado demasiado la derrota, esa falta de poder que nos obliga a situarnos siempre a la contra. Y algo así me parece que pasa a veces con las críticas a Podemos. El otro día, desde la Plataforma para una Auditoría Ciudadana de la Deuda (PACD), secriticaba la resolución sobre la deuda que habían redactado algunos economistas vinculados a Podemos, con el argumento de que desde el “no debemos no pagamos” hasta la reestructuración ordenada que propone ese documento, iba mucho trecho. Me pareció muy significativo.

La PACD es un colectivo intachable, al que siempre he respetado. Y a lo mejor malinterpreté toda la situación y resulta que ellos proponen otra forma de reestructurar la deuda más chula que la de Bibiana Medialdea y compañía. La verdad es que no he seguido demasiado de cerca el caso y quizá el ejemplo no sea idóneo. Pero la impresión que saqué es que pasaba lo mismo que con los feminismos y el aborto. Tanto tiempo en la resistencia deja su huella en la forma de plantear los argumentos y hacer las cosas. Y esto, creo, es lo que Podemos está logrando hacer de otra manera. Cuando dicen que quieren ganar no están diciendo –o eso entiendo yo– que para ello estén dispuestos a tirar por la borda todos los principios que nos sacaron a las plazas el 15-M o a rebajar las propuestas con más filo hasta hacerlas irreconocibles. Lo que están diciendo es que están dispuestos a mojarse para convertir los eslóganes que hemos estado gritando desde las trincheras en políticas articuladas que puedan recabar el apoyo de una mayoría.

Hay un texto muy divertido de @gonzaire, escrito al estilo de esos relatos de “elige tu propio final” que me encantaban de pequeña, en el que da a entender que para evitar que Podemos termine como el gobierno de Allende, como el de Felipe González o como el de Miterrand, lo que hace falta es más democracia y participación de los círculos y militantes. Molaría que fuera verdad, pero yo no me lo creo.

Entiendo perfectamente las críticas a la “deriva antidemocrática” del equipo de Pablo Iglesias, diagnóstico que comparto y veo patente en los sistemas de votación elegidos, por poner un ejemplo destacado. En cambio, me parece que no comparto la mayoría de las explicaciones que se dan de los motivos de esta deriva. Tal como yo lo veo, la senda que ha tomado el equipo no se debe a la necesidad de tener las cosas controladas frente al desbordamiento de la participación democrática real de la sociedad. Más bien creo que lo que intentan evitar o refrenar es la participación de la gente más implicada, es decir, de unos cuantos miles de personas. ¿Por qué? A lo mejor piensan, como yo, que su base social, sus votantes y apoyos, son una masa informe de millones de personas muy distinta de esos miles de militantes.

O sea, es verdad que sin el trabajo de los círculos y los militantes no hubieran conseguido nada, pero también es verdad que sin millones de votos no van a conseguir nada. Y sospecho (y creo que es lo que sospecha el equipo promotor) que el sentir de esa mayoría que es votante potencial de Podemos no coincide demasiado bien con el sentir de los círculos y los militantes. Por decirlo con un lenguaje viejo pero que espero que se entienda, creo que éstos son bastante más “de izquierdas” que el grueso de los votante potenciales. De hecho, lo mismo me pasa a mí. Yo quiero una revolución anticapitalista de verdad y que rueden cabezas (como mínimo, en sentido metafórico). Y por eso mismo, yo no debería gobernar.

Los partidos de izquierda (de IU hacia la izquierda), no han tenido nunca verdadero éxito electoral o lo han ido perdiendo con los años, y no solo por sus garrafales errores, sino también porque sus propuestas no gustaban al electorado. Esto es así. Y Podemos no puede permitirse que sus militantes arruinen la posibilidad de convencer a un electorado más bien timorato. Lo ideal, por supuesto, sería contar con una ciudadanía con formación política y democrática, con tradición asociativa y participativa, y valores radicalmente igualitarios y anticapitalistas. Pero esa ciudadanía, a día de hoy, no existe. Lo que creo que Pablo Iglesias y su equipo no quieren –y lo entiendo perfectamente– es que todas sus políticas estén constantemente fiscalizadas y sometidas al veto de un grupo de personas, muy majas y valiosas, pero que –lamentablemente– no representan a esa mayoría que les va a dar su voto.

Pero entonces, ¿qué se puede esperar de una hipotética victoria de Podemos? Mi esperanza es que gracias a unas políticas institucionales más sensatas (políticas antiausteridad y antipobreza, defensa de los servicios públicos, gasto de dinero público en inversiones productivas en lugar de en el sumidero infinito de la deuda y los rescates bancarios, etc.) se vaya gestando un entorno social menos agresivo, precarizado y competitivo y se vaya produciendo un desplazamiento progresivo del marco ideológico, de forma que esa masa informe de votantes que vota lo que votan los demás, como decía Santiago Alba Rico, pase a ser algo así como una ciudadanía crítica, con criterio y capacidad de movilización y con valores distintos al del consumismo y la competencia.

¿Tiene sentido esta esperanza? ¿Es razonable pensar que una política institucional diseñada desde arriba vaya a generar ese efecto social beneficioso? Por un lado diría que no, claro que no. Llevamos años –o siglos– repitiéndonos que las cosas nacen desde abajo, y generalmente es verdad. Pero, por otro lado, ¿no fue exactamente eso lo que consiguió la ofensiva consevadora-neoliberal de los años ochenta? Fue un movimiento absolutamente dirigido desde arriba –no había ningún tipo de base social que los respaldara, eran cuatro gatos (unos cuantos economistas heterodoxos, unos cuantos políticos iluminados y unos cuantos megamillonarios)– y sin embargo lograron desplazar por completo los marcos de sentido y las ideologías de todos nosotros.

Owen Jones lo cuenta muy bien. Lo que en los años sesenta era consensual y perfectamente aceptado (la necesidad de gravar a los ricos y redistribuir, las políticas keynesianas, la defensa de unos servicios públicos potentes y eficaces, las pensiones, etc.) pasó a considerarse radicalismo utópico. Y lo que era tabú minoritario (laissez-faire, ultracompetitividad, liberalización de las finanzas, culpabilización de los pobres, ineficacia de lo público, demonización de los sindicatos), se convirtió en el pan nuestro de cada día. Y cuando digo “nuestro” lo digo en serio. Es imposible tener a tanta gente engañada durante tanto tiempo. Nos convencieron. Nos lo metieron dentro en mayor o menor grado.

Ahora, gracias a muchas cosas (entre ellas, los movimientos de base, pero también la crisis) surge en el horizonte político una gente que, de momento, parece estar acertando en sus jugadas orientadas a convencernos de que, como dice César Rendueles, siempre hemos sido anticapitalistas aunque no lo supiéramos. ¿Qué vamos a hacer? Yo, desde luego, voy a apostar a que sí, a que Podemos, e incluso a que “ellos pueden”. Creo que si logran llegar a donde apuntan vamos a conseguir, como poco, desplazar el abanico de lo que ahora mismo aparece como posible, destruyendo consensos previos y cimentando un nuevo sentido común que podría dar alas a una ciudadanía que, a día de hoy, y por más que nos guste acordarnos de cómo estaban de llenas las plazas cuando el 15-M, tiene nula tradición asociativa, comunitaria, activista…

Podemos no debe ni puede dar la espalda a los movimientos sociales, pero tampoco podemos pretender que vaya a remolque de esos movimientos porque, en el fondo, y por decirlo a lo bruto, esos movimientos no nos representan, es decir, no representan a esa mayoría harta de lo que hay, que está dispuesta a apostar por Podemos. O si lo hacen, es solo en algunos aspectos muy concretos y sectoriales de nuestra vida en común (defensa de la sanidad o la educación públicas…). Podemos ha generado en poco tiempo más movilización social que la que ha habido en los últimos treinta años.

No sé si mi apoyo a Podemos peca de ingenuo o de cínico, o puede que de las dos cosas a la vez. Lo que sé es que es muy posible, incluso probable, o incluso seguro, que lo que Podemos consiga sea solo un pálido reflejo de lo que yo querría. Yo querría, por ejemplo, una sociedad anticapitalista radicalmente igualitaria, con una economía decrecentista, con expropiación y socialización de prácticamente todo lo que no sean nuestros cepillos de dientes y otros enseres privados, con derechos sociales desvinculados de lo laboral, con igualdad de género, con respeto a los animales, a los niños y al medio ambiente, sin fronteras, sin ejército ni cárceles, con muuucho tiempo libre para todos, y otras muchas cosas más que es muy posible, incluso probable, incluso seguro, que otras personas –muchas personas, la mayoría de personas– no quieran ni en pintura.

Estas son mis metas, no creo que las vaya a cambiar mucho a estas alturas. Y mi apoyo a Podemos no me hará dejar de seguir luchando por ellas, en la escasa medida de mis posibilidades. Pero no quiero que estas aspiraciones u otras semejantes lleven a nadie a boicotear el único avance hacia un mundo más justo que percibo ahora mismo en el horizonte, aunque ese avance me parezca lento, titubeante o hasta renqueante.

O sea, aunque no coincida con mis objetivos, no pienso desdeñar lo que sea que pueda conseguirse a día de hoy con el apoyo de una amplia mayoría social. En parte porque aunque solo se logre una ley antidesahucios decente, ya me merece la pena apoyar a Podemos, y en parte porque confío en que desde arriba se puede generar un ambiente apropiado para la participación democrática, el empoderamiento ciudadano y la movilización a favor del bien común.



34 comentarios:

  1. Interesante, Carolina. Una vision honesta y llena de matices. Creo que mucha gente votara a Podemos por tus mismas razones :-)

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  2. Me gusta mucho tu idea de un mundo mejor, me gusta leer tus argumentos y creo que necesitamos criterio propio, todos, para ver Podemos, como una oortunidad de crear un mundo mejor. Gracias, a ver si puedo compartir tu post. Saludos

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  3. Pues te ha quedado un texto de lo más elocuente y comprensible, con tu permiso lo comparto con mi entorno internáutico (via facebook) porque a mi, últimamente, me cuesta horrores trasmitir la idea que expones de una manera convincente, y mira que lo intento....

    Armando.

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  4. ¿Por qué tantas personas que se dicen anticapitalistas apoyan a Podemos, aunque digan que lo hacen de forma crítica, siendo Podemos una formación radicalmente capitalista? No un poco capitalista, no, radicalmente capitalista.
    Pretender que una gente que está destruyendo el escaso tejido asociativo que estaba empezando a funcionar en los últimos tiempo orientándolo a las instituciones, engañándonos con que sólo desde ellas se pueden cambiar las cosas (lo que supone un desconocimiento de la historia total) es muy ingenuo.

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    1. Buenatesta, tú dices que Podemos se está cargando el tejido asociativo, pero creo que más bien está siendo el altavoz de esos movimientos en los círculos. Gracias a esa labor que se está dando en muchos círculos, he podido asistir a actos de Podemos donde quienes hablaban eran portavoces de asociaciones de vecinos o de plataformas en defensa de lo público. También he aprendido mucho acerca de la deuda, me he formado en muchos temas y he aprendido a trabajar de forma asamblearia con gente muy diversa. Creo que habría que valorar más el papel pedagógico que están teniendo en la población y las nuevas alianzas sociales que se crean en estos espacios. Y en cuanto al capitalismo, pues..¿qué decir? Si me dices cómo se acaba con el capitalismo por decreto-ley, te lo agradecería, pero en el contexto en el que estamos, no me parece muy plausible. Y si crees que el fin del capitalismo va a venir solo de lo que se mueva por abajo descartando las instituciones, solo te puedo decir que mires a tu alrededor y veas si la gente va a tomar el Palacio de Invierno. Nos guste o no, la toma de las instituciones es un paso necesario, ya que a día de hoy son una sucursal del poder real y hay que acabar con ello. No podemos andarnos con exquisiteces o planteamientos puristas, en mi opinión, cuando la situación es de emergencia social.

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    2. Anónimo, me parece muy bien que hayas aprendido y te hayas formado en muchos temas, como dices eso ha sido gracias a que estás en contacto de forma horizontal con muchas otras personas. El problema es que el siguiente paso dentro de un partido político como Podemos es justo acabar con eso. De trabajar asambleariamente quieren que pases a meter un voto en una urna y que a partir de ahí decidan líderes, personas "expertas" y representantes. Si tan bien te está yendo en lo horizontal, ¿para qué renunciar a ello?

      Con el capitalismo no se acaba por decreto-ley, claro, por eso no entiendo que nadie que se diga anticapitalista apoye a Podemos. La única forma de acabar con el capitalismo es desde abajo, porque las instituciones son precisamente las garantes del capitalismo. Para ello nadie tiene que tomar ningún Palacio de Invierno, sólo construir alternativas al margen del Estado, pero claro, décadas de adoctrinamiento pasan factura y ya sólo podemos imaginarnos la realidad bajo un Estado. Si nos vieran las gentes de hace 100 años se echarían a llorar. Han pasado 100 y parece que hubieran pasado mil, no creo que nunca haya habido tal desconexión entre dos o tres generaciones, no tenemos ni idea de nuestra historia ni de las formas en que nuestros antepasados más inmediatos se organizaban sin papá Estado, y el sistema educativo estatal tiene mucha culpa (a ver si creíamos que el Estado iba a financiar una educación para que tuviéramos pensamiento crítico).

      No, la toma de instituciones no es un paso necesario, Anónimo, es un paso que nos acerca más al abismo. No se trata de purismo, se trata de cambiar la sociedad y no sólo hacerle un lavado de cara.

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  5. Añado una cosa a mi comentario, ya que dejé la última frase a medias, lo siento: Quería decir que pretender que esa gente que está intentando orientar a todas las personas que estaban empezando asociarse hacia las instituciones (con lo que ello conlleva: delegar, desmovilizarse, etc.) vaya a conseguir una sociedad participativa y crítica es muy ingenuo.

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    1. No sé, a veces tengo la impresión de que cuando hablamos de las "instituciones" hay quien sistemáticamente piensa en algo así como la Audencia Nacional, mientras que yo pienso en algo así como la escuela pública. Por seguir con este ejemplo: si toda la gente valiosa que, con ideas renovadoras y gran esfuerzo personal, se está juntando para montar escuelitas libres, cooperativas de educación y demás, entrara en "las instituciones" y pudiera influir decisivamente en cómo funciona la escuela pública, yo estaría más contenta que unas castañuelas. Y, entre otras cosas, seguro que desde las instituciones educativas se daba más poder a los consejos escolares, a las ampas, etc. Vamos, que no lo veo nada ingenuo.

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    2. Cuando hablo de instituciones pienso tanto en la Audiencia Nacional como en las escuelas estatales (que no públicas) como en las cárceles. Todas ellas son parte de un mismo sistema que nos es ajeno y sobre el que nunca podremos tener control de forma directa (ni aunque gobierne Podemos podremos, el sistema seguirá siendo representativo).

      Yo pienso que para qué toda esa gente a la que te refieres, valiosa, con ideas renovadoras y gran esfuerzo personal, va a dejar de hacer lo que YA ESTÁ HACIENDO (perdón por las mayúsculas) en escuelitas libres o cooperativas de educación para meterse en las instituciones A VER SI PUEDEN hacer algo. Si en sus proyectos todas las partes involucradas en la educación (alumnos, madres, educadoras, guías...) ya tienen el control y (quizá no en todos los casos pero sí en muchos) toman las decisiones en común, ¿por qué iban a dejar de hacerlo para intentar salvar un sistema educativo en el que no creen?

      Es más, pienso que si toda la gente valiosa que está en la educación estatal delegando toda su capacidad de decisión y confiando ciegamente (hay quien lleva décadas haciéndolo y obteniendo poco más que frustraciones) en las instituciones dejara de hacerlo y se involucrara en todos estos proyectos, ya sea mejorándolos o desarrollando otros nuevos, sin la lacra que supone no poder ser parte activa de su gestión, se obtendrían unos resultados increíbles en no mucho tiempo. Y lo haríamos en común, sin delegar nada, sin necesidad de imponerlo desde arriba sino creándolo desde abajo, confundiéndonos y acertando, pero sobre todo haciéndolo en primera persona y participando en cada pequeño detalle.

      Y esto me vale para la educación y para cualquier otra cosa. Si podemos hacerlo ya y en común, porque capacidad tenemos, ¿por qué renunciar a intentarlo para salvar al Estado? ¿Tanto lo hemos interiorizado que preferimos intentar salvarlo que simplemente desarrollar lo que necesitamos aunque sea sin contar con él?

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    3. Estoy totalmente de acuerdo contigo Carolina y con la respuesta que le das al compañero Buenatesta. Se debe crear una nueva "institucionalidad" que abrace, comprenda y de voz de decisión a los tejidos asociativos. En la advertencia de Buenatesta (con todo el respeto lo apunto) creo encontrar el miedo de toda una izquierda que lee el siglo XX como una constante oportunidad truncada por la "traición". (Lectura histórica a mi juicio errónea). Nadie en Podemos esta engañando y destruyendo el tejido asociativo. Se esta articulando una propuesta de "institución" que primero permita ganar las elecciones y afrontar los muy difíciles años que deparan (en el caso de que se gane) y segundo sea operativa para hacer funcionar un país. Solo a través del asociacionismo no se puede hacer funcionar a un país. Ahora bien, se debe fomentar y fortalecer cada vez mas el tejido asociativo. La tensión entre estos dos "niveles" debe ser resuelta en una disposición horizontal y en constante comunicación. Este es el reto. E insisto (y disculpen por alargarme) ahora viene lo difícil, y mas vale organizarse reciamente para poder aguantar las acometidas.

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    4. Los parados o los que ganan sueldos de hambre ¿pueden acceder a esas escuelas libres de las que habláis? No. Yo quiero una escuela pública de calidad, no pijerías para élites.

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    5. lagulag, quizá no lo haga de forma consciente, pero el "efecto Podemos" está provocando un daño tremendo al trabajo que se venía haciendo en los últimos tiempos. Poco a poco se va notando la desmovilización, el centro del debate está en programas de partidos políticos y propuestas de medidas en vez de en cómo organizarnos y en desarrollar proyectos sin esperar a que nadie lo haga por nosotras. Muchas personas están poniendo todas sus esperanzas e ilusiones en algo que no depende de ellas. Cuando llegue el descontento, que llegará, el mazazo puede ser definitivo.

      Por otro lado, no sé exactamente a qué te refieres cuando hablas de asociacionismo o de qué es hacer funcionar un país. Lo que sí sé es que antes de que existiera el Estado de bienestar la gente también vivía, así que creo que te equivocas cuando dices que sin las instituciones no hay nada que hacer. Nuestro problema es que en menos de un siglo nos hemos desconectado totalmente de nuestro pasado y ya no nos acordamos de lo que es que el pueblo se autoorganice y funcione sin que nadie le diga cómo hacerlo.

      No se puede pretender crear una conciencia colectiva diciendo que lo que hay que hacer es delegar en otras personas. La conciencia colectiva se crea haciendo, haciendo en común y participando en lo que nos afecta.

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    6. Anónimo, a lo mejor crees que la escuela estatal (que no pública) no se paga... Mira lo que se despilfarra en el sistema educativo actual, que además es ineficaz, perjudicial, dañino, mercantilizado y decadente, y luego podrás hablar de pijerías para élites.

      Yo quiero una educación comunitaria, al alcance de todo el mundo y gestionada por las personas implicadas en ella, no pijerías diseñadas por "expertos" y burócratas desde su despacho de Madrid.

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  6. Suscribo punto por punto tus fantasticas reflexiones ya que opino exactamente igual. Ahora mismo lo que toca es crear un programa que se pueda cumplir en una legislatura, despues de gobernar y con el respaldo de un trabajo bien hecho llegará la hora de marcar nuevas metas pero hoy por hoy hay que ser realistas. De nada sirve llevar un programa radical por muy bonito que sea y obtener como mucho un 10% de apoyo electoral que no sirve para cambiar absolutamente nada y aun consiguiendo un respaldo suficiente para aplicar dicho programa hay que tener en cuenta que la situación económica que nos ha dejado el bipartidismo, la gran crisis financiera y la corrupción no permite mucho margen de maniobra. Para resumir todo esto siempre suelo decir lo mismo: es mucho mas inteligente prometer menos cosas y cumplirlas que prometer mucho y no cumplir ni la mitad.

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  7. Estoy completamente identificada con tu texto. Has sabido expresar muy bien lo que seguramente muchos hemos intentado explicar una y mil veces en millones de conversaciones que nos habrán salido sobre Podemos. La verdad es que siempre acaba con caras dubitativas y de desconfianza. La próxima vez creo que enviaré directamente este enlace y así no me quedo sin saliva :)

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  8. Muy buen artículo sobre el pensamiento crítico. Gracias.

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  9. Como dijo Mújica en la entrevista que le hizo Jordi Evolé, el riesgo de la izquierda es caer en el infantilismo, no darse cuenta del mundo en el que vivimos y quedarse pataleando en su círculo autoreferenciado, pidiendo utopías, en lugar de ser capaces de buscar mínimos comunes e ir logrando metas poco a poco.
    Así ocurría en las asambleas del 15M en mi ciudad, donde los movimientos que llevaban años de lucha no supieron tener la cintura y grandeza suficientes y se dedicaron a reventar las reuniones si no se suscribían los argumentos que por tantos años habían labrado. Se agradece que hayan luchado por tantos años, pero lo único que consiguieron fue espantar a la mayoría de asistentes.
    Como dice veladamente Carolina, un ojo en el escenario deseado, la utopía, pero el otro en sumar, incluir y lograr pequeñas grandes metas de justicia e igualdad. Paso a paso. Lo otro es la adolescencia.

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  10. Yo estoy entre la postura de Buenatesta y el optimismo con Podemos, pero leo: "esa masa informe de votantes que vota lo que votan los demás, como decía Santiago Alba Rico, pase a ser algo así como una ciudadanía crítica, con criterio y capacidad de movilización y con valores distintos al del consumismo y la competencia." y como Podemos ofrece poco más que votar y la esperanza de que estando ellos en el gobierno cambiarán las cosas y lo veo imposible.
    Se aprende haciendo y Podemos, para esos millones de personas sólo ofrece esperar, votar y esperar de nuevo.

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  11. Tremendamente útil y bien estructurado pensamiento. Yo también pienso que la izquierda de los 70 no leyó a Gramsci y que, en cambio, la derecha más rancia de la época le leyó, subrayó y se arremangó para llevar sus consejos a la práctica. Nuestra visión del mundo cambió radicalmente y hasta los chistes que nos hacen gracia tienen esa parte individualista extrema en su contenido. Eso significa que han conseguido su objetivo casi al 100%.
    Fijaos que hemos necesitado una crisis económica de caballo para que mucha gente levantase la cabeza del pesebre. Por eso es crucial que cambiemos el sentido de la marcha. Y eso es duro porque no partimos de cero, partimos de menos mucho.

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  12. Quienes piden utopías son quienes meten un papel en una urna y se sientan a esperar que desde arriba les den sus derechos. Quienes ya han madurado lo suficiente como para no delegar su capacidad de decisión en otras personas no tienen tiempo para esperar milagros porque se dedican a construir lo que para otra gente es imposible, utópico, infantil...

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  13. Interesantes reflexiones.Pero no estoy de acuerdo con que lo que piensa la mayoría social se corresponda exactamente con los enfoques que pueda adoptar la dirección de Podemos y no con lo que pueda discutirse en los círculos o más allá en el entorno de simpatizantes, movimientos, etc. No me parece que esa sea la disyuntiva, no lo veo. Es más, no se puede desplazar "por completo los marcos de sentido y las ideologías de todos nosotros" partiendo del sentido común existente, que ha sido generado por décadas de gobiernos neoliberales. El nuevo sentido común debe construirse con nuevas aportaciones, las proponga la dirección por sí sola o, como creo que sería más deseable, en colaboración con la gente.

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  14. Pues sí, agradecer la escritura sencilla y que se entiende bien, no como los típicos peñazos del guetto universitario (trafis), pero no estoy de acuerdo..Comparto en parte la crítica de buenatesta, pero no creo que sea tan sencillo empoderar a la gente, peca de ingenuidad...Pero el hecho es que el borrador que hubiera podido facilitar ese bello camino hacía la utopia que señala la autora podría haber sido el resultante de un consenso con sumando podemos y no el elegido en una votación con sus trampas técnicas, sus condicionamientos mediáticos y sin deliberación real..Pablo Iglesias sólo es un tecnócrata formado en el marxismo que desconfía del empoderamiento, el proceso deliberativo se ha castrado...Si no confía en los circulos ni ahora ni desde el principio (hubo una semana para presentar un equipo técnico alternativo al de pablemos ¡Una semana!), menos lo va a hacer luego..Yo por lo menos, lo tengo claro..Incluso como anarquista si fuera otra cosa, me podría plantear votarles incluso, pero me pasa lo mismo que con Ganemos: No veo nada realmente nuevo..Salud

    P.D.: No entiendo esta frase, supongo que quiere decir "expectación", no "movilización" ;) :

    "Podemos ha generado en poco tiempo más movilización social que la que ha habido en los últimos treinta años."

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    1. Nunca dije que fuera sencillo, ni siquiera que sepa cómo empoderar a la gente (si es que empoderar a alguien en lugar de que ese alguien se empodere por sí mismo es deseable).
      Lo único que quiero decir es que me parece evidente que si animas a la gente a que delegue en otras personas nunca vas a conseguir que esa gente tenga conciencia crítica, se empodere o se involucre con los demás. Son caminos opuestos.

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  15. Antes que nada creo que es positivo dejar a un lado las criticas al grupo promotor en clave "traidores", o cualquier lectura maniquesita que plantea un escenario donde a un lado estan los tecnocratas centralizadores que buscan cortar (ya sea intencionadamente o sin querer) todo proceso de empoderamiento y de red asociacionista; y al otro los movimiento sociales y asociativos que buscan realmente llevar la democracia a su nivel mas radical.
    Creo que podemos llevar el debate a un nivel mucho mas enriquecedor para todos si no caemos en argumentos ad hominem, y sacamos a la luz el riquísimo debate que reflota en la experiencia del 15m, de las distintas mareas y de Podemos (Equo y otros partidos entran también en este escenario).
    Encuentro que es uno de los debates mas interesantes y me da tanta rabia cuando se simplifica (muchas veces llevados por la pasión que implica una situación como esta, tan trágica, pero a la vez tan fértil). El tema grosso modo se despliega así :
    *Por un lado un planteamiento post-68 que ya se veia en el 15m o en Occupy donde se desconfía radicalmente de las instituciones y se defiende un proyecto de autorganización de la Multitud (a lo Tony Negri). No hay que involucrarse apenas (o nada) con la formación del Estado. El Estado tendrá que desaparecer (como gran mediador, y po rende, anulador de la voluntad popular).
    *Por otro lado un planteamiento mas tradicional (con orígenes en el eurocomunismo ? compromiso histórico etc.) que desconfía de los movimientos sociales de su espontaneo naivismo y de su inefectividad, y que localiza la lucha por el establecimiento de una democracia real únicamente en el terreno parlamentario.
    *Podemos como partido (con sus círculos y todo) y mas concretamente la propuesta del grupo promotor se posicionan entre medias. La superación de estos dos planteamientos mediante la articulación de sinergias entre la lucha de los movimientos sociales y la lucha de los partidos (ejemplo muy ilustrativo Syriza en Grecia, y en algunas experiencias latinoamericanas). Como apuntaba mas arriba, la articulación de ambos « niveles » para desarrollar una democracia real y al mismo tiempo efectiva (dada la coyuntura, el contexto).
    Creer que uno va a traer la democracia únicamente a través de la lucha parlamentaria es un error garrafal (en principio porque no lograra movilizar a nadie, y se le tachara de radical).
    Creer que únicamente a través de los movimientos sociales se puede cambiar las cosas es también un gran error. Por dos problemas esenciales : el contexto y la efectividad :

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  16. (sigo) El contexto es este : apenas lleva un año Podemos, su proyecto es inviable si no se articula una respuesta conjunta de diferentes países del sur de Europa que puedan proponer una correlación de fuerzas significativa para iniciar un combate. Por eso la insistencia en ganar en el terreno electoral. Hay que tomar sus instituciones y desde dentro transformarlas, no darles la espalda cosa que nos condenaría.
    La efectividad : No solo porque la organización de tejidos asociativos no puede (al menos por ahora) organizar todo un país, si no que también de esta forma se demanda a toda la ciudadanía de convertiste en atletas militantes a tiempo completo para la política.

    Por ello creo que solo en la superación de ambas posiciones, y en la articulación de ambos niveles se encuentra la posibilidad de iniciar transformaciones reales (y subrayo iniciar, porque imaginaos como sera el escenario en caso de que ganen las elecciones…por ello se debe parar las criticas demagogicas y alarmistas, y fomentar el debate critico real).
    La intelectualidad post-68 nació en el desierto mas absoluto de la sociedad del bienestar. Las izquierdas clasicas fueron derrotadas, y por ello las izquierdas de los movimientos sociales nacieron de una derrota. Su valor es esencial, pero creo que siguen ancladas en un discurso que esconde un dogmatismo ferreo que se materializa en propuestas radicalmente contrarias a la representación política. Democracia presentista, sin mediaciones.
    Debemos articular ambos « niveles » y ocupar todos los espacios. El debate legitimo y fructífero es como garantizar que ninguno de los dos termine por difuminarse y desaparecer.

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  17. Hola a tod@s,

    La autogestión es la base de nuestra vitalidad, nos conecta con la primera persona en nuestras vidas, con crear, con ponernos con el cuerpo...
    Para mí este aprendizaje es en mi día a día y en grupos de diferentes tamaños que conforman los diferentes campos donde me muevo.
    Pero yo no gestiono todos los campos de mi vida: no gestiono directamente la energía que uso, ni el agua que me llega, ni la producción de los alimentos, ni las tecnologías para mi comunicación, tampoco muchos condicionantes psicológicos que tengo, muchas familias no gestionan durante muchas horas la educación de sus hijos...

    Aunque intento construir organizaciones afines y entonces delegar en ellas.
    A día de hoy (y pienso que en una mayoría muy muy aplastante) seguimos depositado la mayor parte la satisfacción de nuestras necesidades básicas en estructuras gestionadas por el Estado, macroempresas... ¿Cómo es que no vemos esto? El estado sigue existiendo porque participamos en él, en su uso, porque nos sirve.

    Yo también en muuuchas cosas sigo delegando en el estado o macroempresas y me gustaría que lo gestionara gente más afín. Yo soy educadora, con lo que también en mi delegan muchas familias.

    Con un ejemplo un poco adolsecente:
    Para mí apostar por Podemos no es conseguir un mejor amigo, sino que nuestro padre (demasiada presencia real tiene en nuestras vidas para q le llamemos padre..) sea más de nuestra onda.
    Para mí no es el colectivo donde voy a dedicar mi energía pero, ya que voy a seguir participando de él en taaantas cosas (transportes, educación, sanidad...), me gustaría que cambiáramos los criterios de gestión.
    Esto no quita que para mi el terreno de juego sigue estando seguir generando redes más allá de las macroestructura, en segur reformulando nuestra primera y tercera persona... en NUESTRAS VIDAS (momento apasionado :-) ).
    Ir avanzando.. Salud!!

    Espero no haber pegado un rollo!

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  18. lagulag, ¿en qué te basas para decir que sin las instituciones no se pueden cambiar las cosas? Creo que ya te lo he leído dos veces y se me hace difícil entenderlo teniendo en cuenta la historia y el presente. De cómo cambiar las cosas (de raíz, claro, no superficialmente) desde las instituciones sin embargo no recuerdo apenas ningún caso.

    Me parece extremadamente simplista reducir la postura anti-institucional a un "planteamiento post-68". La desconfianza en las instituciones viene de mucho más atrás, de teorías con bases sólidas y referencias a formas de organización practicadas en épocas en las que la función del Estado era residual, aunque 40 años de dictadura y 40 de democracia hayan hecho que las olvidáramos. La mejor prueba es que alguien pueda pensar que esto viene del post-68.

    Podemos (o al menos la línea que se ha impuesto) no está entre medias de quienes quieren ignorar a las instituciones y quienes quieren que se establezca una democracia únicamente en el terreno parlamentario. Si no están totalmente en este último grupo están muy cerca, mucho más cerca que del punto medio entre ambos. Lo que plantea Podemos no es un entendimiento entre el asociacionismo y el parlamentarismo, es fagocitar al primer grupo para lograr una victoria parlamentaria. Esto es así. En ningún punto de sus discursos se plantea la posibilidad de que los movimientos sociales suplan ciertas funciones estatales, ni tan siquiera que la propiedad o la gestión de ciertos entes vaya a pasar a manos de la clase trabajadora. Todo lo contrario, se repite una y otra vez que el Estado debe fortalecerse y estar omnipresente.

    Quien quiera dedicar sus esfuerzos a batallas electoralistas, adelante, pero es una lástima que no se cuente con todas esas energías para lograr una transformación social real. Por cierto, no sé cuánta gente simpatizante de Podemos habrá pensado en que tras unas elecciones vienen otras, y luego otras, y después otras. Ahora al parecer hay que esforzarse para lograr el poder, luego se dirá que hay que dedicarse a ganar otra vez (para lo cual habrá que tomar medidas electoralistas y quizá no las que la gente necesita) y así se entrará en una rueda que ya conocemos: olvidarse de lo que supuestamente veníamos a hacer y centrarse en conseguir votos.

    Carmela, ¿seguimos participando en el Estado porque nos sirve realmente o porque hemos visto que es muy cómodo que otras personas hagan las cosas por nosotras?

    Con todo, interesante debate. ¡Salud!

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  19. Buenatesta,
    1.Sobreentendía que no hacia falta apuntar que antes del 68 ya había posturas "anti-institucionalistas". Lo que expliqué es que el 68 abre un "nuevo" escenario donde estos discursos se fortalecen (sobre todo a nivel teórico-académico), escenario de donde surgen las raíces de los actuales planteamientos "anti-institución". Por eso también sobreentendí que el planteamiento digamos "pro-institución" tiene una historia posterior que no vei conveniente apuntar, e indique que sus raíces mas cercanas se encuentran quizas en el eurocomunismo de los 70.

    Podrías decirme a que formas de organización te refieres? Y si estas tuvieron capacidad de expandirse a un nivel territorial amplio (como un país o incluso región) y durar en el tiempo? Realmente te lo pregunto porque lo desconozco, al menos en España la única experiencia que me viene a la cabeza es el cantonalismo de finales del XIX y tuvo un fin trágico, no duro nada y lo poco que duraron apenas podían abastecerse y funcionar.
    Puedes decirme que fueron derrotados (mas razón para subrayar su incapacidad) pero aun suponiendo que a nivel de un país se pudiera organizar todo como un enorme tejido asociativo, te enfrentarías con el problema de la transición para alcanzar ese escenario deseado. Incluso aceptando esa posibilidad, por cuestión estratégica y de tiempos, tendría que pasar por la toma de las instituciones para, dado el caso, desmantelarlas, fundirlas en la red asociativa. Te ves entonces obligado también a enfrentarte en un campo parlamentario.

    2.Una asamblea y una institución, son órganos ambos representativos que circunscriben problemáticas y escalas muy diferentes. A mi parecer, es caer en el error el comprender que una u otra es mas re-presentativa. Cualquiera que tenga experiencia asociativa sabe que se crean grupos de presión que se disputan y se fuerzan para conducir a un lado u otro las decisiones. Con esto quiero decir que el problema no esta entre una posicion re-presentativa o mediadora (institucionalista) u otra presentativa (asociativa), ambas son representativas, únicamente se articulan en diferentes niveles organizativos.
    Hay que poner todos esos dispositivos representacionales a funcionar y tratar que ambos se retroalimenten y controlen.

    (A la autora del blog, disculpa por el rollo, dinos si estamos inflandote demasiado esto).

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  20. lagulag, sobre el punto 1 es posible que te entendiera mal. De todas formas dices que las raíces de los actuales planteamientos "anti-institución" surgen del post-68, pero hay muchos casos en que no es así. Sin ir más lejos, anarquistas en contra de las instituciones no por influencia del 68 sino por ideas bastante anteriores.

    En cuanto a formas de organización hay muchos ejemplos, pero por citar alguno diría los concejos abiertos. Sí, en los pueblos la gente se organizaba y tomaba las decisiones que les afectaban en asamblea horizontal, cuando el Estado era residual y apenas tenía presencia en el día a día de la sociedad. También se podría mencionar la propiedad comunal, las redes de apoyo mutuo que se establecían en los pueblos... Son sólo algunos ejemplos, habría muchos más y cada zona tenía sus particularidades. Si nos vamos mucho más atrás pues los ejemplos abundan. En el libro llamado "La sociedad contra el Estado" se mencionan muchos casos. Aclaro que con esto no idealizo el pasado, todos tendrían sus problemas, pero lo que es evidente es que esas formas de organización se dieron así que la posibilidad existe. Y en el presente también hay gente organizándose sin las instituciones, los zapatistas no creo que se hayan presentado a ningunas elecciones.
    La transición a esos otros escenarios ya es otro tema en el que mejor no entramos para no extender mucho el debate, pero no considero que participar en las instituciones sea necesario para hacerlo.

    Con el punto 2 estoy totalmente en desacuerdo, la asamblea no tiene nada de representación. Que haya grupos que intenten manipularla es otra cosa muy diferente, pero cada persona en una asamblea se representa sólo a sí misma.

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  21. Muy buen análisis. Tal vez sí deberías hacerte un blog de análisis político.

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  22. Amén hermana.

    Dedícate a esto YA!

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  23. Hola a tod@s,

    Dejo aquí el comentario al artículo de Carolina que subí a mi facebook (es demasiado largo para pegarlo aquí9:
    https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1513663245563814&id=100007604594766

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  24. Podemos , (salvando mis dudas, muchas de estas fruto de mi autoafirmacion politica radical) , ha reavivado la ilusión y la esperanza en lo posible que no en lo ideal, pero es un camino por el que hay que tirar , quiero verlo y ser participe, Toda una vida comiendo fracasos..porque el capital y las personas lo fagotizamos todo. Quiza construyendo mayorias podramos articular cambios que hagan posible comenzar ha recuperar espacios politicos sociales y economicos que no sean islas. Gran articulo Carolina, en la que de forma tan simple de exponer dejas clarito tantes cosines...

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